Sobre el folclore de Minkai
Libro encontrado en la biblioteca abandonado del Castillo de Brinewall
Tal como me fue sugerido
por mi buen señor, Knut Nordenjholk, me dispongo a relatar,
para su disfrute y del que lo quiera leer, las particularidades del
folclore popular de Minkai, magna y exótica nación que
tuve el honor de frecuentar en mis años de comerciante.
Muchos fueron mis viajes
a través de la bien llamada Corona del Mundo, utilizando el
camino de Aganhei. Ahora, viejo, cansado y con gota, pero sin
morcillas en la sartén que me falten, ni cerveza que escatimar
para mi embriaguez, no me queda más que deleitarme en la
escritura de este libro, que espero entretenga e instruya al lector.
TERJE HEYERDALL,
Kalsgard 4628
Hay un punto de libro,
marcando el capítulo “Sobre la guerra entre los kami y los
oni”.
Según
cuenta la tradición, Minaki ha sido, desde tiempos
inmemoriales, un campo de batalla entre espíritus de otro
mundo. Esos espíritus son los kami y los oni, y el
enfrentamiento metafísico entre ellos ha sangrado profusamente
en nuestro plano material.
Originalmente,
los dioses crearon a los kami para proteger aquellas partes del mundo
incapaces de protegerse a sí mismas, como plantas, piedras,
ríos, objetos o incluso parajes enteros. Los kami cumplen una
compleja serie de normas dictadas por los dioses – normas que
dictan como deben ser las interacciones con las criaturas sintientes
y las manipulaciones de los eventos del mundo. Esas normas son
conocidas como las Leyes de la perfección dorada, y
todo kami debe seguir las prudencias ahí descritas, o ser
castigado.
Cuando
un kami falla en sus tareas debido a su negligencia, puede ser
desconvocado o perder su estatus como kami. La mayoría de
kamis aceptan con tristeza esta sentencia, deviniendo espíritus
sin razón de ser, sin motivo o propósito por el que
interaccionar con el plano material. Pero cuando un kami se molesta
por su castigo, o fantasea demasiado con el plano material, hasta
corromperse, se transforma en un oni. Hay leyendas de humanos
transformados en oni como castigo por sus transgresiones contra los
dioses, pero son excepciones.
A
diferencia de los kami, los oni se repugnan de sus formas
espirituales y desean existir como seres físicos. Ya no
sienten ningún lazo especial con objetos inanimados, sino que
anhelan ser humanoides, formando cuerpos parecidos. Al ser malvados y
corruptos, sus formas son distorsionadas y perturbadoras, aunque
muchos oni tienen la habilidad de esconder sus fealdades por medios
mágicos. Una vez con forma física, un oni es libre de
disfrutar los placeres de la carne (comida, bebida, sexo, violencia,
poder o cual sea la obsesión que pueda tener), y a menudo
subyugan a otras criaturas, usándolos como esclavos o medios
para saciar sus ansias materiales.
Los
oni y los kami son diametralmente opuestos. Los kami ven a los oni
como seres decadentes y amenazas desconcertantes al orden natural. Se
avergüenzan de ellos y secretamente temen fallar y convertise en
uno de ellos. En canvio, los oni están colmados de un total
odio y desdén hacia los kami, viéndolos como patéticas
criaturas sin coraje para disfrutar lo que la vida ofrece, unos
cándidos entrometidos, imbéciles.
Mientras
que los oni se sirven de su maliciosa astucia, los kami se ven
favorecidos por los dioses, lo que equilibra perpetuamente la balanza
entre estas dos fuerzas. Un claro reflejo del misticismo de Minkai:
una conjunción de opuestos enebradora de la realidad
perceptible. Así que, al estar kamis y onis entrelazados por
designios que les trascienden, no pueden enfrentarse directamente.
Cuando chocan, lo hacen a través de terceros: criaturas
físicas. Los kami buscan, con honestidad y apelando a los
justo, la complicidad de los mortales. En cambio, los oni, con su
naturaleza engañosa y cruel, buscan engañarlos
ayudándolos en sus causas, o subyugar sus voluntades con
artificios, intimidaciones y violencia.
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